«En la lengua que había escrito y en la tierra en que mis libros se habían granjeado la amistad de millones de lectores, mi obra literaria fue reducida a cenizas. De manera que ahora soy un ser de ninguna parte, forastero en todas; huésped, en el mejor de los casos. También he perdido a mi patria propiamente dicha, la que había elegido mi corazón, Europa, a partir del momento en que ésta se ha suicidado desgarrándose en dos guerras fratricidas.» S.Z.
El 21 de Febrero de 1941 el escritor austriaco, Stefan Zweig, escribió sus últimas palabras: «Ojalá puedan ver el amanecer después de esta larga noche. Yo, demasiado impaciente, me voy antes de aquí». Y verdaderamente eran las últimas, por cuanto que días después fue encontrado muerto, junto con su segunda esposa, Lotte, víctima de un último acto de desesperación, su suicidio.
Su impaciencia le llevó a tomar una drástica decisión. Su impaciencia y su pesimismo ante el avance irrefrenable del ejército alemán, que amenazaba con instaurar en Europa un “Reich de mil años” y así hacer desaparecer todo vestigio de una cultura europea, optimista, tolerante, diversa y activa, que moldeó su persona y su carácter, que tanto le dio al escritor vienes y a la que supo corresponder con la totalidad de su obra.
Esta autobiografía, es más bien una biografía intelectual por cuanto que relata la trayectoria pública del escritor, sus años de formación, sus relaciones con artistas e intelectuales: músicos, poetas, novelistas y dramaturgos, eludiendo toda mención a sus relaciones privadas y personales, su familia, su vida y sentimientos íntimos. Es a la vez una disección sociológica de la sociedad europea anterior a la I Guerra Mundial y del periodo de entreguerras, la época de esplendor y decadencia del Imperio Austro-Hungaro.
Testigo de un mundo que ya fue y no será ya jamás, legó a la posteridad este libro triste y nostálgico. Su título, “un mundo de ayer” es bastante significativo respecto del tono general de la obra, el repaso a una vida, el repaso a un mundo pasado, el relato de “los años irrecuperables” de “nuestra generación”, -que esos fueron los títulos inicialmente pensados por Zweig junto con “Europa fue mi vida”-.
El subtítulo, “memorias de un europeo” refleja el sentimiento de pertenencia de Zweig a una cultura supranacional más que a una patria o nación concreta. El desarraigo que le otorgaba su ascendencia judía fue accidental, como él mismo relata; pero su voluntad cosmopolita y paneuropea fue consciente, al igual que la férrea defensa de su individualidad en un mundo obligado a tomar partido entre los dos grandes imperios en guerra. Stefan Zweig se niega a sumarse a la euforia belicista y opta por el exilio y la beligerancia a favor de la paz, a favor del sentimiento nacional europeo, a favor de la universalidad de la cultura.
Tres cosas destacarían en esta obra. En primer lugar, el permanente sentimiento de desolación que rezuma al relatar sus vivencias en contraste con la expresión declarada de optimismo vital que parecía animar su actividad intelectual. Igualmente destaca su privilegiada situación personal lo material –hijo de una acomodada familia judía que le concedió total libertad para orientar su formación de un modo autodidacta y que le posibilitó viajar por todo el mundo sin apenas sufrir estrecheces económicas. Por último, especialmente, es de interés su contacto, a veces de íntima amistad, con las grandes personalidades intelectuales y culturales de su época: Rilke, Verhaeren, Rolland, Rodin, Bazalgette, Strauss, Pirandello, Freud, Bernard Shaw, H.G. Wells, Einstein, Thomas Mann, Joseph Roth, James Joyce, Proust, e incluso Dalí, sobre las cuales desgrana anécdotas y comentarios de sus encuentros, junto con esa aguda capacidad de penetrar en los caracteres y ofrecernos un bosquejo psicológico de cada uno de ellos.
Creo que es una obra esencial en cuanto a su calidad y amenidad de su relato. Y también respecto de su carácter ejemplarizante y descriptivo, al retratar certeramente un mundo que pudo ser nuestra herencia pero que el desastre de ambas guerras mundiales desbarató y nos hurtó para siempre. Ese mundo en transición entre la época del esplendor, optimismo y seguridad del finales del siglo XIX y nuestro mundo individualista, fragmentado y huérfano de valores universales.
Un saludo.
Stefan Zweig, escritor austriaco, biógrafo, dramaturgo, traductor y novelista nacido en Viena en 1881 y fallecido en Petrópolis, Brasil, el 22 de febrero de 1942. De una familia acomodada, eligió una formación autodidacta y cosmopolita, visitando Europa (Berlín, Paris, Londres,) América (New York, Boston, Filadelfia, Baltimore) y Africa e India.
Durante la I Guerra Mundial destacó por su postura antibelicistas y su negativa a condenar a cualquiera de los dos bando enfrentados. Durante los prolegómenos de la II Guerra Mundial inició un largo exilio del que nunca regresaría.
Su obra se caracteriza por una gran profundidad psicológica de los personajes, tanto en novelas como obras teatrales o biografías, animadas por un espíritu de tolerancia y defensa de la libertad individual frente a la imposición ideológica o restricción cultural nacionalista.
Teatro: Thersite, 1907; Jeremias, 1916. Ficción: Carta de una desconocida, 1927; Veinticuatro horas en la vida de una mujer, 1929; Novela de ajedrez, 1941. Biografías: Fouché, el genio tenebroso, 1929; Americo Vespucio. La historia de un error histórico, 1931; María Antonieta, 1932; María Estuardo, 1934; Erasmo de Rotterdam, 1934; Tres Maestros: Balzac, Dickens, Dostoievski.; Castellio contra Calvino, Conciencia contra Violencia. Autobiografía: El mundo de ayer, publicado tras su muerte.
SINOPSIS EDITORIAL: El mundo de ayer es uno de los más conmovedores y atractivos testimonios de nuestro pasado reciente, escrito además con mano maestra por un europeo empapado de civilización y nostalgia por un mundo, el suyo, que se iba desintegrando a pasos agigantados. Escritor extraordinariamente popular y testigo de excepción de los cambios que convulsionaron la Europa del siglo XX entre las dos guerras mundiales, Zweig recuerda, desposeído y en tierra extraña, en unas circunstancias personales de insospechado dramatismo, los momentos fundamentales de su vida, paralela en mucho a la desmembración de aquella Europa central que se quería más libre y segura, al abrigo de la locura y la tormenta. El resultado es un libro capital, uno de los mejores de Zweig y referencia inexcusable para entender los desvaríos de un siglo devastador.
- Colección: El Acantilado, 44
- Traducción: J. Fontcuberta y A. Orzeszek
- ISBN: 978-84-95359-49-0
- Nº de edición: 20ª
- Formato: 13×21 cm
- Páginas: 552