«En ambos reinos se estaba llegando a una crisis interna en la que no se planteaba únicamente el enfrentamiento entre dos facciones polñiticas rivales, provocado en gran parte por la misma falta de sentidos de ambos soberanos, que no fueron capaces de establecer un orden interno de pacíficas libertades, sino que permitieron que los conversos y sus antiguos hermanos judíos, se enfrentaran frontalmente» J.G.A.
En un mundo ideal, todo acercamiento serio a un personaje histórico debería ser objetivo, integral y contrastado documentalmente. Obviamente, como últimamente andamos escasos de mundos ideales, debemos conformarnos con este que nos ha tocado vivir. Por eso, la alternativa es un poco menos ambiciosa y el relato de los acontecimientos históricos viene cargado, consciente o inconscientemente – dependiendo de la “maldad” del autor- de prejuicios ideológicos, ignorancias, leyendas infundadas y, más habitualmente de lo que pretendemos reconocer, manipulación directa e interesada.
Cabe decir, para evitar equivocos inmediatamente, que el presente ensayo de Juan García Atienza no se encuentra en este último caso. No ocurre así, sin embargo, con el personaje histórico sobre el que se centra, la reina Isabel la Católica, tan significativo, tan icónico, que pocos personajes históricos, salvo quizás su homónima inglesa, han conseguido suscitar tanto interés, tanta polémica y tanta controversia, engrandecida por su importancia histórica y su ubicación clave en un momento crucial de nuestro país e, indiscutiblemente, del de todo el continente europeo, como poco, y del continente americano, también.
El autor expresa a lo largo de su ensayo la intención de acercarse al personaje sin la carga ideológica que ha caracterizado el estudio histórico del mismo. La figura de la reina (pretendidamente) santa se ha utilizado con fines propagandísticos, para el afianzamiento moral e histórico del régimen franquista, por ejemplo, erigiendose en una impostada continuidad histórica de un destino trascendente y espiritual iniciado por la reina castellana.
Ello ha traido consigo la ocultación de hitos en su gobierno que pudieran empañar el brillo atribuido, o directamente la manipulación en la interpretación de su significación histórica.
Sin ánimo de exhaustividad, lo cual excedería mi capacidad y desbordaría el carácter de nuestro pequeño espacio de intercambio, podemos atender a tres o cuatro puntos que desarrolla el ensayo de Juan García Atienza.
El primero de ellos, ya anotado anteriormente, y el más importante a mi juicio, es la voluntad expresada del autor de romper con una corriente hagiográfica, acrítica y parcial en el estudio histórico del reinado de los Reyes Católicos y de la figura de Isabel la Católica. Los restantes, se concretan y desarrollan en alguno de los acontecimientos y hechos del reinado de Isabel I que han sido frecuentemente distorsionados u ocultados.
Ya hemos hablado de la apropiación franquista de la figura de los Reyes Católicos, incluso de sus símbolos, para dotarse de legitimidad y sustento ideológico y moral. Puede que sea el ejemplo más claro. Ello ha tenido como consecuencia que la figura de la reina haya sido idealizada y acomodada al relato politico imperante.
Obviamente, hoy en día, nuestra sociedad es más libre y esta más abierta a la crítica, aunque también nos cuesta liberarnos de esa servidumbre voluntaria que son los viejos hábitos y esteretipos y las bananlizaciones producto de la pereza o la inmediatez.
Apenas se indaga, por ejemplo, en las oscuras maniobras en su acceso a la corona de Castilla, no tan distintas de las conjuras, extrañas alianzas, traiciones y engaños que se daban en otros reinos en otras épocas, pasadas y futuras. Tampoco sobre su matrimonio con Fernando de Aragón, “subsanado” con posterioridad, el cual estuvo muy lejos de ser un matrimonio por amor y mucho más cerca de ser un buen matrionio de conveniencia y una carta más entre otras muchas que se barajaron.
Otro hecho ominoso de su reinado que suele pasarse por alto es la expulsión de los judíos y el yugo a los conversos, o la expulsión de los moriscos, que tan mal hizo a una población autoctona, más o menos permeable a la integración y asimilación -cultural y política-, pero excluidos radicalmente por su condición religiosa y su constante mancha de un concepto monolítico, uniforme, ultraconservador y mesianico que orientó el ideario y voluntad de la reina castellana durante toda su vida.
La creación de la Nueva Inquisición es un elemento muy importante de la leyenda negra española que merece ser estudiado y denigrado, como tan bien han sabido llevar a cabo hasta la distorsión abosoluta otros historiadores y panfletarios igualmente interesados y parciales, animados por rivalidades históricas con nuestro país.
Finalmente, yo destacaría, la ficticia idílica armonía entre el matrimonio de los Reyes Católicos y la, igualmente ficticia, armonía entre ambos reinos. Si bién fue voluntad de los monarcas en todo momento dar continuidad a la dinastía mediante una habil política matrimonial de sus descendientes, frustrada por los avatares de la vida y de la muerte, nunca existió una paridad entre ambos reinos, ni una cohesión administrativa, tal y como se pone de manifiesto en las tensiones que hoy sufrimos, de rabiosa actualidad.
Respecto a los aspectos formales, el ensayo me ha parecido algo lento y pesado. Es claro que no es un relato novelado y la prosa del autor es muy correcta, pero, como todo el mundo, encuentro altibajos en mi lectura, quizás debido a mi propias faltas que a las de Juan García Atienza. Con todo, pese a ser una publicación de hace quince años, es una lectura interesante y recomendable que cumple con su objetivo.
Un saludo.
SINOPSIS EDITORIAL: ¿Santa o pecadora? En este ensayo, Juan G. Atienza indaga en las páginas más oscuras de la vida y del quehacer de la Reina Católica. Una mujer tan marcada por el ansia de poder que no dudó en salvar cualquier obstáculo para alcanzarlo.
Distintos hechos luctuosos allanaron su camino: el sospechoso fallecimiento de su hermano, el infante Alfonso, que dirimió la cuestión sucesoria; las extrañas circunstancias de la muerte de don Pedro Girón, el brutal maestre de Alcántara, cuando se encontraba de camino de sus esponsales con la princesa, a quien no le convenía este enlace; o la del mismo rey Enrique IV, que motivó su inmediata y nada improvisada proclamación como soberana. Además, un matrimonio por razón de Estado, que contribuiría a engrandecer el reino de Castilla con una activa política imperialista; el establecimiento de la Inquisición,que provocó una atmósfera de terror generalizado; la dramática expulsión de los judíos… Son algunos de los episodios revisados a la luz de nuevas investigaciones.
Un estudio crítico que examina el controvertido reinado de una reina mesiánica y devota, quien sentó las bases de un Estado teocrático imperialista. El autor indaga en los aspectos más negros de su política, muchas veces solapados por diferentes intereses, tan alejados de cualquier aureola de santidad que sirviera de modelo ejemplar a los católicos.
BIOGRAFIA: Juan G. Atienza (Valencia 1930 – Madrid 2011) licenciado en Filología Románica por la Universidad Complutense de Madrid. En 1976 publicó su primer ensayo histórico, Los santos imposibles. Otras obras fueron Guía de la España mágica, La rebelión del Grial, Nuestra Señora de Lucifer, La meta secreta de los templarios, La mística solar de los templarios, Los lugares templarios españoles, Monjes y monasterios españoles en la Edad Media, La ruta sagrada, Caminos de Sefarad, Antología de leyendas (4 vols.), La cara oculta de Felipe II, Los pecados de la Iglesia y Los peregrinos del Camino de Santiago entre otros). También trabajó, tempranamente, en cine y TV.
- Fecha de publicación 19/09/2002
- Páginas 416
- ISBN 9788497340731
- Formato16x24 Rústica