lo que yo leo

Un blog sin pretensiones, sobre reseñas literarias para leer en 10 minutos; contiene comentarios sobre libros, recomendaciones, divagaciones y toda clase de digestiones literarias que un lector compulsivo ha aderezado a su gusto. Por supuesto, abierto a colaboraciones y opiniones. Casi es obligatorio equivocarse aunque, evidentemente, yo soy yo y tú, eres tú, por supuesto; pero ni yo soy tú ni tú eres yo, por lo tanto, todo lo que escribas es tu responsabilidad: cada uno es dueño de sus palabras y de sus silencios, sin embargo, tu libertad no te permite escribir nada ilegal o degradante para otros como tú y como yo. Es por eso que, al menos ese SILENCIO sí impera en este blog.


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el año del diluvio


«Adan Uno decía que el teclado moral humano es limitado: no hay nada que puedas tocar con él que no se haya tocado antes. Y, mis queridos amigos, lamento decirlo, pero tiene las notas más graves» M.A.

Se suele etiquetar a la novela “el año del diluvio”, de Margaret Atwood, como novela postapocalíptica, como una metáfora distópica sobre un futuro probable. Siendo su autora una prestigiosa novelista no adscrita (¿encasillada?) al subgénero de la literatura de ciencia ficción, esta obra ha tenido, si cabe, una mayor proyección mediática y un mayoritario reconocimiento crítico por acceder a esta categoría desde el campo de la literatura “seria”.

Si a esto añadimos que Margaret Atwood se ha significado como una persona muy involucrada en el activismo político en defensa de los derechos medioambientales, nos encontramos, por magia del la comercialización, con una novela “de denuncia”, con una gran carga filosófica y con un mensaje beligerante y crítico con nuestra sociedad imperante.

Todo lo anterior es cierto y, en mi opinión, ni reduce el valor literario de esta estupenda novela, ni tampoco le aporta mayor credibilidad o valor fuera de sus cualidades estrictamente literarias, sólo ayuda a su difusión y a su venta. La intención del autor es intrascendente, a mi juicio, si es el lector quien sabe extraer de sí mismo lo que la novela le propone y ayuda a materializar en forma de pensamiento, o concienciacion, o ideología, incluso. Dice el dicho que “todo está en los libros” pero ahí no hay nada que antes no hubiera estado dentro de nosotros mismos.

Fuera de divagaciones, la novela cuyo comentario nos ocupa tiene muchas lecturas superpuestas; unas son más superficiales, más accesibles, como es la que la simple historia relatada nos ofrece. Otras, como la carga crítica antes aludida, es un poco menos aparente. Y otras, seguramente que existen, son totalmente invisibles para mí. Pero, en fin, como se trata de disfrutar, la novela realmente entrega con creces lo que se la exige: diversión, entretenimiento y disfrute intelectual.

El relato se desarrolla en un mundo devastado por una catástrofe medioambiental, sin cohesión, altamente desigual, polarizado en dos sociedades en colindancia. Una, preeminente, como un resto de una sociedad rica y próspera que aún conserva los viejos roles y valores basados en la prosperidad material y el consumo como estatus, bajo el control de grandes corporaciones farmacéuticas (subrogadas del antiguo poder estatal), sustentadas en su fuerza militar. Otra, miserable, donde impera el hambre, la supervivencia por la mera subsistencia, la dominación por la fuerza física, la anarquía y la sumisión, la cual existe, aparentemente, por mera tolerancia y benevolencia de los poderosos que se encargan, de vez en cuando, de hacer notar su superioridad.

En un mundo sin electricidad, sin tecnología, sin cohesión social, ni transporte, ni recursos energéticos. ¿quién crees tú que sobreviviría? Obviamente no el más acomodado, en el sentido de el más dependiente de las comodidades modernas.

Nuestra sociedad da por supuestas muchas cosas, como que la energía que sale de un enchufe pude ser para siempre así como que el agua mana de un grifo eternamente. Sin embargo, puestos a prueba por un desastre natural, tal como un terremoto o un tsunami, sólo aquellos que se prepararon para lo peor sobrevivirían. Sólo aquellos cuya existencia no se apegó a lo insustancial. Sólo aquellos que se negaron a depender de otros en los aspectos básicos de la subsistencia.

Conocimientos tan esenciales para nuestra supervivencia en materias como agricultura, nutrición, primeros auxilios, los hemos dejado para la Wikipedia. La especialización en el trabajo y la optimización de recursos humanos nos ha convertido en personas dependientes, ignorantes funcionales altamente especializados, pero inutiles en las ramas ajenas a nuestra función.

Esto es el progreso. Nuestra calidad de vida, en general, ha aumentado desde la Época Prehistórica. Pero también nuestra sociedad ha evolucionado hacia una vulnerabilidad frente a las fuerzas de la naturaleza o, incluso, a la devastación provocada por el abuso tecnológico, militar, urbanístico, o energético. Finalmente deberíamos darnos cuenta, a nivel global, como especie habitante del planeta, que somos, en última instancia, seres vivos inmersos en un entorno biológico del que dependemos, a pesar de nuestro progreso y avance tecnológico.

A la larga, únicamente sobrevivirán los que mejor se acomodan al entorno, los que sabe integrarse en un medio natural para extraer de él los productos esenciales, sin sobreexplotación, sin superflua sobreabundancia.

Al modo de los suprevivencialistas americanos, o preparacionistas, como quizás prefieran que se les denomine, la religión de “los Jardineros de Dios” conserva dentro de sus ritos y modo de vida, unos hábitos sostenibles, rescatados de antiguos conocimientos de botánica, jardinería, biología, medicina natural, etc, para sobrevivir en un mundo terminal.

La novela es también una novela de personajes; personajes femeninos, me atrevería decir. Además de las dos protagonistas femeninas, todas las otras mujeres deben sobrevivir en un mundo doblemente cruel, por el entorno y por la dominación machista. Es el relato de la supervivencia del carácter y de los mecanismos que algunos tenemos que adoptar para enfrentarnos a la realidad e intentar salir de ella, sino indemne, al menos por nuestros propios medios: bien por la vía de la oposición frontal, bien por la vía de la aceptación, del optimismo o de la culpa y, aunque parezca paradójico, por la vía de la sumisión voluntaria

La narración discurre en alternancia entre la descripción de la situación presente y episodios en flashback, también aderezada con digresiones, más o menos divertidas y moralizantes sobre el santoral de los Jardineros de Dios. Aunque personalmente no entiendo la conveniencia de incluir esta parte, en algunos casos prescindible, la novela se mantiene en un nivel bastante alto, por lo que es muy recomendable.

Un saludo.


BIOGRAFIA: Poeta, escritora, profesora de literatura inglesa, critica literaria, nacida en Canadá en 1939. Su extensa obra literaria, tanto en novela como en poesía, se caracteriza por una defensa activa tanto del papel de la mujer en la sociedad como, en otro orden de cosas, por un activismo político en el ámbito de la conservación medioambiental.

Ha recibido numerosos premios: Arthur C. Clarke Award for Science Fiction y Commonwealth Literary Prize, por El cuento de la criada; Premio Booker por El asesino ciego; Premio Príncipe de Asturias de las Letras (25 de junio del 2008); PEN Pinter Prize (2016)

Su obras más representativas son: La mujer comestible (1969), Asesinato en la oscuridad (1983), El cuento de la criada (1985), Ojo de gato (1988), El asesino ciego (2000), Oryx y Crake (2003), El año del diluvio (2009), Pagar con la misma moneda (2009), Nada se acaba (2015).

SINOPSIS EDITORIAL: Margaret Atwood, una de los novelistas más prestigiosos de la narrativa mundial de hoy en día, plasma en El Año del Diluvio, su última novela, una visión postapocalíptica del mundo tras una catástrofe global. Como en su novela anterior, Oryx y Crake (algunos de cuyos personajes reaparecen en la presente obra), Atwood describe el horror de un mundo en el que la humanidad, en aras del progreso científico y tecnológico, no sólo altera el medio ambiente sino que se autodestruye. Siempre crítica con los problemas del mundo actual, la autora describe, en esta novela de anticipación especulativa, la catástrofe planetaria resultante del descontrolado abuso de las industrias farmacéuticas y de los poderes políticos y económicos que desoyen los alegatos de las ciencias ecológicas. Narrada desde el punto de vista de dos mujeres, la joven Ren y Toby, El año del Diluvio cuenta la epopeya de quienes sobreviven al desastre y, libres de la decadencia moral en que la lucha de sectas y religiones había sumido a la humanidad, emprenden una nueva vida.

el año del diluvio-margaret atwood-9788402421180

  • Nº de páginas: 592 págs.
  • Editorial: BRUGUERA
  • Traducción: Javier Guerrero
  • ISBN: 9788402421180