lo que yo leo

Un blog sin pretensiones, sobre reseñas literarias para leer en 10 minutos; contiene comentarios sobre libros, recomendaciones, divagaciones y toda clase de digestiones literarias que un lector compulsivo ha aderezado a su gusto. Por supuesto, abierto a colaboraciones y opiniones. Casi es obligatorio equivocarse aunque, evidentemente, yo soy yo y tú, eres tú, por supuesto; pero ni yo soy tú ni tú eres yo, por lo tanto, todo lo que escribas es tu responsabilidad: cada uno es dueño de sus palabras y de sus silencios, sin embargo, tu libertad no te permite escribir nada ilegal o degradante para otros como tú y como yo. Es por eso que, al menos ese SILENCIO sí impera en este blog.


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«el cazador de la oscuridad», de donato carrisi: ¿es el bien y el mal una cuestión de perspectiva?


«Existe un lugar en el que el mundo de la luz se encuentra con el de las tinieblas. Es allí donde sucede todo: en la tierra de las sombras, donde todo es enrarecido, confuso, incierto. Tú eras uno de los guardianes encargados de defender esa frontera. Porque de vez en cuando algo consigue cruzar. Tu cometido era hacerlo volver atrás» D.C.

La dicotomía entre libertad y seguridad ha venido afianzándose en nuestra sociedad contemporánea como la cuestión vital y decisiva que proyectará desde hoy hacia el futuro el modelo de sociedad en el que vamos a vivir. El desequilibrio hacia un lado u otro de la balanza condicionará esencialmente el predominio del individuo o la preeminencia de lo colectivo en ese futuro incierto que nos aterra conocer.

Orwell, Huxley, Zamiatin, fueron autores que enunciaron a principios del siglo XX los interrogantes que hoy nos formulamos y supieron ofrecernos una propuesta aterradora sobre los riesgos de tomar esas vitales decisiones en la dirección equivocada.

La novela objeto de reseña queda ciertamente lejos del estilo de los clásicos aludidos. Y entiendo que tampoco la intención de su autor sea ofrecer una novela de anticipación política. ¿a qué obedecen, entonces, estas referencias tan dispares?

Lo cierto es que su lectura me ha evocado, puede que de una manera totalmente inconsciente, la existencia de esas instituciones a las que históricamente hemos delegado capacidades y poderes omnímodos para organizar nuestra vida a cambio de la tranquilidad y la seguridad inconsciente y cómoda, ciega a cualquier precio, voluntariamente ignorante de los métodos o acciones con los que nos garantizan esa ilusión de consuelo y perfección moral.

¿Existe alguna institución milenaria que ha regido el destino de la sociedad occidental, investida durante siglos de poder e influencia, y que cuenta con una infraestructura implantada en todos los países del mundo y cuya jerarquía está imbuida del dogma de la infalibilidad en asuntos de la fe (y en muchos casos más mundanos)?

Existe una realidad aparente, superficial y visible, que enmascara otras muchas realidades oscuras y subterráneas que operan en lo oculto para perseguir fines nada claros desde el momento en que su propia clandestinidad interfiere en la clara percepción de lo que son o significan.

Existe una cara amable y desinteresada que contribuye en buena medida a fomentar la caridad y la solidaridad. Y existe también un gran poder político y económico que juega con intereses y objetivos más espurios.

Ya digo: no es que la novela de Donato Carrissi aborde todas estas cuestiones. Más bien no las aborda en absoluto y soy yo quien divaga por donde quiere.

La novela en cuestión se adscribe al subgénero del thriller vaticanista, o eclesiástico, muy del estilo de Dan Brown, aunque sin hace el truco del tetris con las referencias históricas utilizadas y con una calidad literaria superior.

Es una novela recomendable tanto por el argumento, siempre apetecible, enmarcado en las corrientes ocultas de la iglesia con una trama de asesinatos en serie de fondo. Y también por el estilo: ágil y rápido, trepidante (se suele decir) y casi cinematográfico.

La definición de los personajes está muy bien, sobre todo a nivel psicológico. Nos presenta un protagonista complejo, y un malo malísimo y poliédrico en su compleja personalidad. También hay sectas extrañas, con personajes interesantes. En general, la ambientación es atractiva e interesante. Un producto de entretenimiento que no decepciona.   

Un saludo.

 

 


Donato Carrisi:  escritor italiano nacido en 1973 en Martina Franca (Italia). Su experiencia en como novelista de suspense e intriga se apoya en su formación como Licenciado en derecho y especializado en  se especializó en Criminología y Ciencias de la Conducta. Es también guionista de películas y series de televisión. Otros títulos publicados son, entre otros, “El tribunal de las almas”, “La hipótesis del mal” y “Lobos” (fuente: editorial Duomo).

SINOPSIS EDITORIAL: Marcus es sacerdote y tiene un don: detecta el mal que anida en las personas. Sandra es fotógrafa de la policía. Y también tiene un don: puede hacer visible lo invisible. Ahora ambos han unido sus talentos para atrapar a un asesino abominable: alguien que sólo escoge como víctimas a parejas jóvenes.

La investigación de los crímenes les lleva al Vaticano, al archivo donde se atesoran los mayores crímenes de la humanidad. Un inventario del mal absoluto. Un lugar siniestro donde todo es oscuridad. Con un ritmo vertiginoso, Carrisi teje una historia en la que el lector libra la misma lucha que Marcus y se enfrenta a los mismos enigmas que intenta descifrar Sandra, sintiendo las mismas esperanzas y el mismo miedo hasta la última línea.

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  • Traducción: Maribel Campmany
  • Colección: Los imperdibles
  • ISBN: 9788416261871
  • Encuadernación: Tapa dura
  • Páginas: 477